Desde el Centro INICIA de Investigación en Sostenibilidad de Barna Management School, las empresas IMCA e INICIA Educación dieron a conocer el artículo “The Business Initiative for Technical Education: Creating Shared Value, Boosting a Country” (“Iniciativa Empresarial para la Educación Técnica: Creando valor compartido, impulsando una nación”) recién publicado en la revista internacional de negocios Competitiveness Review: An International Journal.
Esta publicación aborda la experiencia del proyecto Iniciativa Empresarial para la Educación Técnica – IEET- la cual puso en marcha una estrategia competitiva sólida que generó un fuerte impacto en aspectos fundamentales de la educación técnica en la República Dominicana. La misma nació hace más de una década y desde entonces ha ido ampliando su ámbito de incidencia, lo que la coloca hoy día como una aliada natural del sistema educativo y una articuladora válida entre éste y el sector productivo del país, como ejemplo avanzado de sostenibilidad.
El artículo es fruto del trabajo de investigación realizado por los doctores José Manuel Alcaraz, Rodolfo Hollander y Agustín Navarra, quienes inicialmente redactaron el caso de Negocios “IMCA y la Iniciativa Empresarial para la Educación Técnica: un caso dominicano de ¿reputación?, ¿estrategia?, ¿filantropía?” publicado en el 2011 por el Centro INICIA de Investigación en Sostenibilidad de Barna Management School.
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Los autores expandieron ese trabajo, realizando un estudio longitudinal de 5 años, que investiga la manera en que esta iniciativa concretiza dos de las tres modalidades de “creación de valor compartido” de los autores Michael E. Porter y Mark R. Kramer (2011): redefinición de la productividad en la cadena de valor y el desarrollo de alianzas (clusters) locales alrededor del negocio.
Los aciertos ofrecidos por esta investigación científica serán particularmente útiles para cualquier organización (más allá del área educativa) que quiera potenciar o re-priorizar sus inversiones sociales o medioambientales, e incrementar su cuenta de resultados y ser un modelo inspirador para otras regiones latinoamericanas.
Creación de valor compartido
Miras hacia atrás y piensas en el país de hace 15 años y en el mundo de ese inicio de siglo, en el desarrollo empresarial de esos años y la visión estratégica preponderante en el país.
En esa fecha, un centenar de adolescentes se integraban a un programa novedoso de formación técnica de la empresa Implementos y Maquinarias (IMCA) con el Instituto Politécnico Loyola (IPL). La mayoría, niños de séptimo grado (hoy primero de secundaria), a quienes aún les faltaba un trecho para elegir carrera, aunque sí ya habían visualizado una ruta técnica. Hablamos del 2007 y, específicamente, del inicio de un camino que hoy se reconoce como una estrategia competitiva de éxito tangible para la empresa y de impacto sustantivo en el desarrollo local.
Dos años después, en 2009, este programa inicial se complementa con el Accelerated Basic Course (ABC IMCA CAT), a través del cual la empresa iniciaría un camino de inversión en educación técnica, que ha ido evolucionando de un modelo de filantropía y responsabilidad social tradicional, de corto plazo, a un esquema multidimensional de creación de valor compartido (CSV, por sus siglas en inglés), a través de la Iniciativa Empresarial para la Educación Técnica (IEET).
“El proceso inició a partir de la visión de que el diferenciador clave de negocio debía ser nuestro servicio, ése era nuestro valor agregado. Y en este sentido, la empresa apostó por un análisis de las limitaciones del sistema educativo para poder incidir en su superación. Así surge la Iniciativa Empresarial para la Educación Técnica (IEET), pocos años después se sumó Inicia Educación” señala Pedro Esteva, CEO de IMCA.
¿Cómo lograrlo? Con el desarrollo del método contextualizado que promueve en los jóvenes más exposición y mayor contacto con los problemas y situaciones propios de su realidad cotidiana. “Si decimos que necesitamos un técnico capaz de apreciar la diversidad, o de comunicarse adecuadamente o resolver problemas complejos, estas competencias se llevan al aula a través de prácticas de contexto”.
El empresario reconoce que a medida que se iban involucrando en el tema, también fue cada vez más evidente la necesidad de alinear estas iniciativas con una estrategia robusta a lo interno del negocio para maximizar el beneficio de la inversión social. “Los desafíos son muchos, pero la apuesta es la correcta”, indica Esteva, al ponderar los resultados de un programa que, en sus primeros años, supuso la inversión de 10% de los beneficios netos de la empresa.
Correcta porque no se trataba de una solución utilitaria y cortoplacista. “Queríamos ir más allá de capacitar un “recurso humano” e intentamos diferentes acciones hasta lograr un programa integral que aborda la problemática de la falta de fuerza laboral técnica cualificada en el país pero que además forma a jóvenes en competencias humanas y les conecta con oportunidades de trabajo dignas”, explicó Catherine Piña, directora ejecutiva de la IEET.
Investigación académica
La Iniciativa Empresarial para la Educación Técnica (IEET) de IMCA ha sido objeto de un estudio longitudinal de caso, de 2011 a 2015, publicado este año en la revista académica internacional sobre negocios Competitiveness Review, de la editorial Emerald Publishing. La investigación, presentada por la IEET, el Centro Inicia en Investigación y Sostenibilidad e IMCA ante unas 60 entidades del sector público, privado y organizaciones no gubernamentales, destaca que la estrategia competitiva de IMCA, con una inversión de cerca del 10% de sus beneficios netos en la primera etapa, ha generado un fuerte impacto en aspectos fundamentales de la educación técnica del país, al tiempo que también en ha reforzado el liderazgo de la empresa en el mercado de equipos pesados.
El artículo académico, que reseña el trabajo de investigación realizado por los doctores José Manuel Alcaraz, Rodolfo Hollander y Agustín Navarra, describe que desde el año 2007, la iniciativa ha beneficiado en el Politécnico Loyola a aproximadamente 2,500 jóvenes y, con el apoyo de Inicia Educación como socio estratégico, hoy opera en 21 centros educativos del país donde se forman en conjunto más de 10,000 estudiantes.
El artículo plantea que la inversión privada en educación técnica, basada en el método contextualizado de la iniciativa, es relevante como modelo para países en desarrollo como República Dominicana pues apuesta por un programa que complementa el bachillerato en politécnicos con concentraciones especiales que aseguran el desarrollo de las habilidades demandadas por empresas.
La creación de valor compartido beneficia tanto a las empresas que invierten como a los estudiantes y socios, a los cuales impacta en cinco dimensiones clave: transformación curricular, transformación pedagógica, participación de las partes interesadas y una escala de lugar y tiempo, según el artículo.
Entre sus conclusiones la investigación señala que la IEET está en consonancia con iniciativas clave del sector público como el Pacto Nacional para la Educación, el Marco Nacional de Cualificaciones y la Ley de Estrategia Nacional de Desarrollo (END) 2030, que a su vez están alineados a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Durante el acto de presentación del estudio, Pedro Esteva, CEO de IMCA y principal propulsor de los programas de inversión social de la empresa, invitó al sector empresarial a reenfocar las iniciativas de inversión en educación técnica para trascender las donaciones de equipos y otros modelos de filantropía o los entrenamientos con visión de corto plazo.
“La Iniciativa Empresarial para la Educación Técnica (IEET) es la propuesta de IMCA para el sector empresarial y este estudio prueba que se pueden cumplir con los criterios de creación de valor compartido en nuestros países, pues al abordar un problema social generamos beneficios para nuestro negocio, en este caso mayor capital social y lealtad de nuestros clientes; el reto es integrar agendas”, afirmó Esteva.
Añadió que esto solo es posible con modelos de intervención de largo plazo y alianzas público-privadas que se enfoquen en innovar y tomar riesgos para actualizar los programas y mejorar su impacto.
El CEO de IMCA anunció que la visión de la IEET es establecer programas enfocados en la industria de sectores como turismo, salud, logística, financiero y comunicaciones, así como generar soluciones intersectoriales, tipo clúster.
Datos del estudio
Luego de la escritura del caso en el 2011 desde el Centro INICIA de investigación en Sostenibilidad se comienzan a documentar las mejores prácticas del mismo con la finalidad de que se convirtiera en un caso de investigación científica.
El artículo presentado, 7 años después, ha sido publicado en el Competitiveness Review: An International Journal titulado “La IEET: crear valor compartido, impulsar un país”, fue desarrollado por José Alcaraz, de la Escuela de Negocios y Gobernanza de Murdoch University (Perth, Australia) y la Escuela de Negocios de Munich (Munchen, Alemania); Rodolfo Hollander, de Barna Management School (Santo Domingo, República Dominicana) y Agustín Navarra, del Centro de Investigación Ocupacional y Desarrollo (CORD, de Waco, Estados Unidos).
Los autores realizaron 136 entrevistas y 20 visitas a múltiples involucrados para analizar el desempeño de la empresa y los resultados del programa durante cinco años, cuyo enfoque califican como de “pequeñas victorias” progresivas, con elementos “experimentales pero prometedores”.
Un extracto del artículo está disponible en: https://www.emerald.com/insight/content/doi/10.1108/CR-06-2016-0033/full/html
La gran meta es expandirse a 348 politécnicos de República Dominicana, lo cual puede impactar a 25,000 estudiantes.
(APOYO)
Impacto de la IEET en cifras
Para la empresa
• Satisfacción y lealtad de los clientes. Según los criterios de evaluación de Caterpillar, IMCA de República Dominicana, con 74 años en el mercado, es una de sus representantes de alto desempeño en Latinoamérica.
• El 100% de los técnicos que desde el 2009 ingresan a IMCA son egresados del programa, lo que les asegura el primer escalón de una carrera profesional. La duración de la capacitación requerida para los nuevos técnicos se redujo de 18 meses a 3 meses.
• Aumento y redefinición de la productividad en la cadena de valor.
• Inversión de 10% de las ganancias de IMCA en la primera fase de consolidación del proyecto.