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¿Podemos replicar la experiencia del Politécnico Loyola?

Con una adecuada investigación de los aspectos más exitosos de nuestros centros mejor posicionados podemos reproducir sus bondades a través de muchas otras instituciones creando un círculo virtuoso en nuestro sistema educativo.

Por: Catherine Piña

Quienes me conocen saben que desde hace 14 años he estado vinculada en proyectos con el Instituto Politécnico Loyola (IPL) desarrollando y probando propuestas que inciden en que los egresados tengan más y mejores oportunidades para su futuro. He desarrollado esta labor desde la Iniciativa Empresarial para la Educación Técnica (IEET), organización para la que trabajo con toda mi pasión.

Uno de mis temas de conversación favorito es sobre la oportunidad que representa para un joven participar en propuesta educativa que se preocupe porque, después de graduado, esté listo para seguir estudiando y para ingresar a un empleo. Por mi relación con el IPL, puedo citar ejemplos concretos de jóvenes que se gradúan allí de bachilleres técnicos, ingresan luego a un empleo y, con el paso de los años, progresan en estudios superiores, en puestos de trabajo y en su vida personal.

Este es el caso de Ángel Cosme, graduado en el IPL en el año 2009, y que ingresó ese mismo año a IMCA como técnico nivel 1. Hoy es Ingeniero Industrial, agotó un plan de carrera y de formación de 5 niveles en IMCA, ha sido promovido 5 veces y ocupa el puesto de Analista de Monitoreo de Condiciones. Ángel está casado con Marcel y en espera de su primer hijo.

Además de ser un empleado ejemplar, Ángel es una persona de trato amable, que escucha con atención a los clientes, que sabe trabajar en equipo y que ha asumido el reto de aprendizaje continuo para poder respaldar el servicio que brinda IMCA con equipos de última generación a sectores productivos que mueven la economía dominicana. Ha transitado una ruta de movilidad social ascendente, y junto a sus colegas hace de IMCA un referente en los mercados en los que opera.

Sumado a los talentos y la voluntad de Ángel, obró a su favor haber estudiado en el IPL, porque fue en esa institución que adquirió los conocimientos, las destrezas y las habilidades que le abrieron las puertas hacia las oportunidades que lo han llevado donde hoy se encuentra.

Puedo contar muchas otras historias, y lo hago a menudo, pero el objetivo de este artículo es otro. Muchas veces me han preguntado si sería posible replicar en otras instituciones y en otras regiones la experiencia que se vive en el IPL; mi respuesta es que sí, que la experiencia del IPL y de otros centros que cosechan resultados similares, se puede expandir, pero que para hacerlo, debemos aplicar una ingeniería de reversa e identificar a través de un proceso de análisis científicamente riguroso, qué componentes llevan a qué resultados.

Para quienes hemos visto el IPL más de cerca, se nos hace evidente que hay muchísimo campo de mejora, algunos temas que tienen que ver con el sistema escolar dominicano y otros que son particularidades de la institución. El IPL no es perfecto, sin embargo, se destaca dentro del colectivo al que pertenece por el impacto positivo que tiene en el futuro de sus estudiantes.

Podemos replicar lo bueno y corregir lo malo y el momento adecuado es ahora. Tenemos los recursos a través de un préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) de 10 millones de dólares, aprobado recientemente, para poner en marcha un nuevo centro de investigación para la educación técnica.

¿Qué es lo que vamos a investigar? Propongo que sea sobre los que está funcionando y lo que no. De esta forma, cuando entendamos bien “como le entra el agua al coco”, podremos establecer estándares para expandir lo exitoso y eliminar lo fallido para que a muchos cocos le pongamos agua igual de dulce y en igual cantidad